sábado, 9 de noviembre de 2013

Naturaleza sutil

Después de más de un año en el que han pasado muchas cosas vuelvo con este nuevo post.
Parece ser que después de todo este tiempo, finalmente, las musas han decidido tocarme con su gracia.
Hace ya unos días decidí que ya iba siendo hora de sacarle el polvo a mi vieja amiga Nikon y reconciliarla con su excompañero el 70-200. Y así lo hice, me colgué esa pesada unión al cuello y salía a recorrer el mismo camino de la misma montañita en la que todos los días paseo a mi perra.

Sólo que esta vez decicí que sería un paseo diferente, decidí transformar aquello rutinario en algo distinto, algo creativo. Como de costumbre, cuando busco inspiración, encendí la cámara y empecé a disparar a diestro y siniestro, sin sentido y sin pensar.

Y tardó muy poco en venirme a la cabeza una imagen de un documental que vi hace poco.
Era uno de esos planos de relleno hechos más bien "al tun-tun" que se meten entre entrevista y entrevista y duraba como máximo 2 segundos. Fue tiempo suficiente para que la imagen me cautivara. Me pareció de una belleza incalculable, sutil, delicada y llena de poesía.

Así que a partir de es imagen empecé a trabajar.

Mientras hacía las fotos sentí que conectaba con la belleza en su sentido más profundo. No quería tocar nada. No quería interferir en nada, sentí que todo estaba perfecto tal y como estaba. Mi idea era simplemente elevar a la máxima potencia la belleza natural de las cosas. Así que dejé de pensar, sólo fluía y vivía aquello que estaba ocurriendo en es preciso instante y traté de capturarlo todo dentro de mi cajita negra.

Empecé a jugar con la luz, las formas y los colores y también con la abstracción, disparando siempre a f2.8 para poder gozar de las exquisiteces del desenfoque en planos muy cortos.

Y aquí podeis ver el resultado. No he buscado una técnica perfecta sino que me he entregado al valor de la expresividad que las fotos "incorrectas" muchas veces nos regalan.
El retoque posterior es poco y en algunos casos ninguno.

Siento que por primera vez creo en lo que hago. Estoy aprendiedo a vivir mi trabajo, a dejar de juzgarlo con criterios impuestos por otros y a empezar a hacerlos con mis propios filtros. Estoy empezando a atreverme a mostrar mi trabajo sin miedo a que lo juzguen y sin sentir la necesidad de que guste.